Crear imágenes con palabras: «En la viñeta», de Juan Gamba

Paula Escrig Peris

En la viñeta es un espectáculo de Juan Gamba, narrador oral, clown y “actor creador”. Se trata de una creación propia, representada en la Sala Palmireno, en la Facultat de Geografia i Història de la Universitat de València. En ella, asistimos a la [re]presentación de cinco obras del mundo del cómic. Las obras en cuestión son: Bárbaro, del brasileño Renato Moriconi; Sandman, de la mano del guionista americano Neil Gaiman, ilustrado por Kent Williams; Hollywood Jan, del francés Bastien Vivès; El olmo del Cáucaso, del japonés Jiro Taniguchi; y, para acabar, El Faro, creada por el español Paco Roca. Además, en el final de la representación, Gamba regala al público un pequeño repaso histórico por el mundo del cómic, casi a modo de resumen express, en el que nos cuenta la historia de Caperucita Roja a partir de imágenes de algunas las grandes creaciones del cómic español (como Mortadelo y Filemón, de Francisco Ibáñez) e internacional (como 3 segundos, del francés Marc-Antoine Mathieu o Corto Maltés, del italiano Hugo Pratt).

La obra de Gamba es una ligera, sencilla, [muy] políticamente correcta y amena. Parece ayudar a cumplir aquello que siempre decimos pero que nunca llevamos a cabo: descansar. Al público se le permite la desconexión del mundo directo y pasar un rato divertido en compañía de las historias y personajes que el narrador encarna, en el sentido pleno de la palabra.

Y es que encarnar es un verbo que se adapta a la perfección a aquello que se experimenta con En la viñeta. Mediante el uso de su cuerpo, el actor realiza dos actividades que resultan ser complementarias. Por un lado, narra la historia, la fábula, la trama, —como queramos llamarlo— del cómic, funcionando él mismo como un narrador en tercera persona. Y por otro, ¡la representa! De forma grácil, pasa de ser un narrador omnisciente a narrador protagonista, es decir, personaje. Parece que estemos asistiendo a la recuperación del bululú, esa compañía teatral compuesta por una sola persona que nos presentaba el autor del Siglo de Oro español, Agustín de Rojas Villadrando, en su obra El viaje entretenido.

La representación se desarrolla con un ritmo agradable, es decir, mantenido, pero que a la vez se adapta a las tensiones narrativas. De este modo, las historias se configuran de forma orgánica, casi como si estuvieran naciendo y muriendo en el escenario, a través de la palabra profesada. Además, las transiciones entre cómic y cómic refuerzan este hecho, gracias al uso de la música y el cambio de color de las luces, que no provocan una ruptura brusca del relato, sino suaves cambios, manteniendo así la continuidad entre lo que se ha contado y lo que va a ser contado. No estamos ante una obra ostentosa, ni de gran producción. Todo lo contrario. Gamba únicamente necesita una mesa. Una mesa para apoyar las novelas gráficas que va a utilizar. E incluso le podría sobrar. Los objetos escénicos no son necesarios, porque lo importante es la palabra: con ella construye los espacios. Entremedias de los relatos, a modo de pequeños comentarios que regala al público, se incorporan indicaciones técnicas sobre cómo han sido dibujadas o escritas las obras. Nos explica, así, los métodos que los autores han utilizado para construir las emociones y los movimientos de sus protagonistas. Por ejemplo, en el caso de Sandman, tal y como nos cuenta él, podemos entender que el protagonista es un personaje severo y grave porque el color de los bocadillos con los cuales habla es uno contrario al tradicional: en lugar de ser blancos con las letras negras, son negros con las letras blancas. O, también, podemos ver cómo en la obra de Hollywood Jan se representa la subjetividad de Jan, el niño protagonista, a través del cambio de tonos y colores de las viñetas. Otro caso: podemos entender cómo los movimientos se ven marcados y modificados, dependiendo del tipo de viñeta que se utilice. Así, explica cómo el paso de un primerísimo primer plano a un plano conjunto denota alejamiento, tal y como vemos con Telmo, el farero de Paco Roca; o cómo los planos subjetivos son una forma de comprender la vida interior del personaje, como ocurre con el caballero de Bárbaro.

Ahora bien, debemos dejar algo claro… tan solo asistiremos a la presentación de personalidades masculinas. No tendremos heroínas, no tendremos villanas, no tendremos lugareñas ni matriarcas. Ni autoras ni protagonistas. Son exquisitas las perspectivas sensoriales y narrativas que se dan en espectáculo, pero se echa de menos una que es fundamental: la visión de género. Mamen Moreu, Raquel Córcoles, Bea Torno o Ana Miralles, entre otras muchas, también forman parte del noveno arte que reivindica Juan Gamba en escena. Y sus personajes femeninos (y, lo que es igual o más importante, feministas), también. Esperamos verlos próximamente.

Sala Palmireno – Universitat de València, 17 de mayo

Actuación, texto y dirección: Juan Gamba

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