Fuerte, impactante y que deja pensativo: «Lorca, Lorca, Lorca: una historia de mujeres», de José Blasco

Jennifer Louise Pinto

‘Lorca, lorca, lorca: una historia de mujeres’ es una obra de teatro fuerte e impactante que nos hace pensar sobre la sociedad contemporánea en el que emergemos en un mundo opresivo, un mundo de mujeres que están atrapadas por las expectativas de la sociedad. ¿Ha cambiado tanto la posición de la mujer en la sociedad desde las primeras representaciones de las obras trágicas de Lorca? Se trata de una dramaturgia apasionante que combina tres obras de teatro escritas por Federico García Lorca. 

La obra de teatro dirigida por José Blasco y producido por Al Trapo Teatro ha sido representado esta vez en el Teatre Patraix. La obra se estreno en 2018 y ha sido un éxito desde su primera representación. En 2021, la obra de teatro recibió cuatro premios en el XXIII Concurso Nacional de Teatro Amateur Martin Arjona de Herrera en Sevilla. Estos premios fueron el Premio Bronce a la mejor obra, el Premio a la Mejor Puesta en Escena, el Premio de la Mejor Actriz secundaria a Paqui Blanco y el Premio del Mejor Director a José Blasco. La pasión expresada por los intérpretes es contagiosa. Se adentran en el público y el espectador se sumerge en el mundo de Lorca, pero centrado en las mujeres. El espectador se siente como un aldeano del pueblo. Sólo un intérprete es un hombre, lo que retrata este deseo de ofrecer una mirada exclusivamente femenina. Los intérpretes son Paqui Blanco, Cristina Caballer, José Enrique Lairón, María José Paricio, Tania Peiró, María José Segura y María Verdeguer.

Después de haber visto la representación de la obra, conseguí entrevistar a Paqui, miembro integrante del grupo Al Trapo Teatro. Cuando le pregunté cuáles eran las intenciones de esta obra, respondió con una frase muy impactante: “Nuestra intención es hacer reflexionar sobre que, aunque han pasado los años, se sigue cuestionando el papel de la mujer y las decisiones que toma en su vida”. A pesar de los muchos años que han pasado desde las publicaciones de las obras de Lorca, las mujeres siguen siendo reprimidas y subyugadas por sociedades patriarcales dominadas por los hombres. Las vidas de las mujeres en las tres obras de Lorca: La Casa de Bernarda Alba estrenada en 1945, Bodas de Sangre en 1932 y Yerma en 1934 se han fusionado en una misma obra, en un pueblo único y en una historia común y universal.

La obra es fiel a las tres obras de Lorca, pero éstas se funden entre sí y la obra se centra exclusivamente en las mujeres de las obras teatrales.

Estas tres obras comparten muchas similitudes en sus representaciones de la opresión femenina, la esencia trágica para ellos y los escenarios de la Andalucía rural. La casa de Bernarda Alba explora los temas de la represión sexual, la herencia y la violencia entre tres generaciones de mujeres en la ruralidad andaluz. Bodas de sangre es también una tragedia centrada en una mujer y los dos hombres que la aman. Las normas sociales le impiden estar con el hombre que ama. Yerma cuenta la historia de una mujer sin hijos y su deseo de ser madre que se convierte en una obsesión que la lleva a matar a su propio marido.

Paquí me ha explicado: “Elegimos a García Lorca porque las obras representan una situación respecto de la mujer que queríamos resaltar. Queríamos hacer ver al público el papel de la mujer en la sociedad, siempre ha estado subyugada por valores, costumbres y educación. Queríamos resaltar que muchas veces son juzgadas por ellas mismas. Hemos recogido tres de las obras más importantes de Federico García Lorca, las hemos fusionado en una obra donde los personajes Lorquianos conviven en un mismo pueblo y donde muestran sus penas, desgracias y esperanzas. Las tres historias se convierten en una sola”. 

La iluminación de Maca García, los colores, el espacio, el atrezo y el vestuario elaborados por Sergio Arribas y la música elegida y adaptada por Ernesto Lobo están pensados para reflejar la posición subalterna de la mujer que vive en una sociedad patriarcal. La sala del teatro es pequeña, lo que genera una atmósfera intima, pero casi oscura al mismo tiempo. José Blasco amplía los elementos y temas en los que Lorca no pudo extenderse y explora lo que a Lorca le estaba prohibido explorar en su época como la pasión física, por ejemplo, que se puede ver de manera clara, por ejemplo. Blasco mantiene la simbología del color de Lorca, pero la adapta a su propia creación. El color de cada escena anuncia el tono y la atmósfera de la escena que va a ocurrir. El atrezo y la escenografía son minimalistas y el director ha reducido los símbolos lorquianos a los esenciales para que el espectador se centre más en las expresiones faciales y los movimientos de los personajes que, a diferencia de los de Lorca, se mueven mas y bailan.

Esta readaptación de las obras lorquianas encarna una denuncia las desigualdades sociales y retrata cómo todos los miembros de la sociedad, incluidas las mujeres y hasta el día de hoy, son responsables de perpetuar valores sexistas y misóginos. Las máscaras aterradoras que se asemejan a la cara de una criatura que las mujeres del pueblo se ponen y se quitan a lo largo de la obra añaden una circularidad a la obra en la que la sociedad siempre está acechando al individuo. Incluso bailan en círculos, todas vestidas de blanco, simbolizando las expectativas sociales de pureza. Hay una escena particular en la que la inquietud y la circularidad son claves con un azul oscuro que invade la escena. Una mujer se mueve en movimientos circulares sosteniendo la luna que también se mueve de forma circular. Las otras mujeres están sentadas y hacen sonar los morteros y las picas a un ritmo regular. Se trata de un momento muy impactante en el que el símbolo lorquiano del destino está claramente vinculado al peso que las mujeres tienen sobre sus hombros con los utensilios de cocina. Lorca alude a un destino provocado por las normas de la sociedad, pero no lo hace tan directamente como Blasco. Esta obra de teatro es un duro y significativo recordatorio de que queda mucho por hacer.

Teatre Patraix, 13 de marzo de 2022

Dramaturgia, espacio escénico y dirección: José Blasco; Intérpretes: Paqui Blanco, Cristina Caballer, José Enrique Lairón, María José Paricio, Tania Peiró, María José Segura y María Verdeguer; Vestuario y atrezzo: Sergio Arribas; Música: Elección y adaptación de Ernesto Lobo; Iluminación: Maca García; Producción: Altrapo Teatro

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