Una opereta para disfrutar: «El cantor de México», de Francis López (dirección de Óliver Díaz y Emilio Sagi)

Mónica Gallardo Castillejo.

El pasado 2 de noviembre El cantor de México tuvo su preestreno en el Palau de les Arts. La opereta fue compuesta por Francis López y estrenada por primera vez el 15 de diciembre de 1951 en el Théâtre du Châtelet de París.

La representación contó con la dirección musical de Óliver Díaz y la dirección de escena de Emilio Sagi. Entre los actores que dieron vida a los personajes principales nos encontramos con José Luís Sola, Rossy de Palma, Enrique Baquerizo y Sylvia Parejo.

La opereta presenta primero a Vicente, un pintor de brocha en un teatro de París con talento para el canto. Al mismo tiempo se nos introduce a Eva Marshall, una caprichosa y excéntrica solista de dudoso talento musical. Se nos informa de que se va a rodar una película, El cantor de México, para la que necesitan a un protagonista. Vicente audicionará entonces para ella animado por sus amigos Bilou y Cri-Crí. Será a partir de este momento cuando se desarrollará la acción entre París y México manteniendo el foco en el rodaje de la película mientras al mismo tiempo evolucionan las relaciones interpersonales de los personajes.

Algo que llama la atención desde el primer momento es el decorado, en la primera escena damos con Vicente y Bilou pintando grandes flores en el interior de un teatro recreado al detalle, estas mismas flores, al igual que otras partes del decorado, se utilizarán de nuevo más tarde cuando filmen la película o a la hora de crear nuevos lugares donde se desarrolle la acción. El escenario usado durante casi todo el primer acto ha querido dar vida a un teatro de París, este ha sido de los espacios que más me han gustado de toda la obra, tanto por su dinamismo como por la forma tan orgánica en la que los actores interactuaban con él. Además me resultó muy interesante ver en un teatro la representación de otro teatro.

Durante este primer acto se utiliza este espacio para rodar las escenas de la película y para desarrollar lo que ocurre entre bambalinas. Estas primeras escenas se diferencian de las otras por la presencia de una persona con una cámara en el escenario, por los cambios de luces y por el director, que era el encargado de indicar cuándo se debía comenzar a grabar gritando ‘acción’.

Considero esencial hablar de la música en esta obra dado que predomina por encima del número de diálogos. Los leitmotivs que los personajes desarrollan durante sus arias o duetos en el primer acto evolucionan en el segundo, donde se combinan en diferentes momentos y crean nuevos significados. En el que más leitmotivs se combinan es en la última escena, donde absolutamente todos los personajes son partícipes de la música en una despedida final una vez la acción ha llegado a su fin.

Es muy interesante además la diferencia en cuanto a estilos musicales. Durante la primera parte damos con melodías que nos recuerdan a Francia, a excepción del momento en el que Víctor audiciona, dado que lo hace con una canción vasca aludiendo a los orígenes del personaje. A parte de esto, las melodías del primer acto contrastan con las del segundo, que se desarrolla en México y cuya música también se empapa de esta tierra. Por todo esto podemos percibir una diferenciación de espacios producida no solo por los decorados y el vestuario sino también por la música.

En lo que respecta al vestuario, es de época, con la excepción de una escena en la que se busca impactar al público y no tanto el rigor histórico. Este momento resulta bastante surrealista y tiene como protagonista a una Eva muy enfadada vestida de azul brillante a quien sigue un séquito de hombres también vestidos de azul. A mí en lo personal la puesta en escena me hizo dudar de si aquel momento era perteneciente a la película o a algo que ocurría en la mente de Eva.

En cuanto a las actuaciones se ha de mencionar la de Rossy de Palma, quien ha dado muchos momentos cómicos e icónicos, como el mencionado anteriormente, a lo largo de toda la obra. En cuanto a José Luís Sola, que ha interpretado al personaje protagonista, cabe destacar su impecable interpretación musical. A mí en lo personal me han gustado mucho los personajes de Bilou, el mejor amigo de Vicente, y el de Cri-Crí, una secretaria que trabaja en el teatro y a la que es posible diferenciar gracias a su inconfundible vestido rojo durante toda la primera parte de la obra.

En definitiva, El cantor de México es una opereta que yo en lo personal he disfrutado muchísimo, en especial a nivel visual y musical. Aunque su duración pueda generar cierta reticencia se trata de una obra con muy buen ritmo y que se hace muy amena gracias en gran parte a sus numerosos momentos cómicos. Además las interpretaciones musicales, tanto de la orquesta como de los cantantes, son de una calidad excepcional. Por todo esto, recomiendo ver El cantor de México, una obra capaz de sorprender en diferentes aspectos y que pienso que puede ser disfrutada por un público muy variado.

Palau de les Arts, 4 al 12 de noviembre de 2022

Música de Francis López; Libreto de Félix Gandera y Raymond Vincy, en versión libre de Emilio Sagi; Dirección musical: Óliver Díaz; Dirección de escena: Emilio Sagi; Escenografía: Daniel Bianco; Vestuario: Renata Schussheim; Iluminación: Eduardo Bravo; Coreografía: Nuria Castejón; Reparto: Rossy de Palma, José Luis Sola, Enrique Baquerizo, Sylvia Parejo, Toni Marsol, José Luis Martínez, Ana Goya, María José Suárez, Nagore Navarro, Miguel Huertas y Eduardo Carranza; Cor de la Generalitat Valenciana, Director Francesc Perales; Orquestra de la Comunitat Valenciana; Producción del Teatro de la Zarzuela en coproducción con la Ópera de Lausanne.

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