Ángela Navarro Esteve.
Malamiga es la primera obra de La llorica, una compañía valenciana y juvenil que presenta esta obra en La Dahlia en 2021, por primera vez. En esta ocasión, la compañía ocupa el teatro Artea espai, en el barrio de Nou Moles para representarla por segunda vez, dos años después. Malamiga es una obra escrita y dirigida por Cecilia T.Palafox con Rafa González como ayudante de dirección. En el elenco nos encontramos a actores y actrices como Sandra Gálvez, Sara Santes Genovés, Miguel Bruño Sanchis, Ana y Paloma Ferrer Fornes y la misma Cecilia.
El argumento de la obra gira en torno a la amistad, como señala el título. Un grupo de tres amigas colaboran para crear un episodio de un pódcast. El pódcast llamado Radiopatio, que cuenta con su propia sinfonía , termina siendo un espacio en el que se revelan los entresijos de las relaciones de estos tres personajes. La obra está marcada por un tono generacional ineludible, desde la estética hasta el lenguaje e incluso las diversas melodías corales que nos acompañan a lo largo de la obra.
Los personajes principales son Bea, la creadora de Radiopatio; Simona, una creadora de contenido reconocida que colabora en el pódcast porque es amiga de Bea, y Marga que colabora con Bea como técnica de sonido también por la amistad que mantiene con ella. Además, en escena estarán Paloma, Ana y Miguel que forman parte del coro que pone la música y la sinfonía.
Se introduce la temática del pódcast cuando una oyente describe un conflicto amistoso y pide una canción que refleje esa realidad, la canción que suena es amorosa y se establece una especie de incomprensión por parte de la oyente. A continuación, se dan una serie de situaciones que generan esa misma sensación de falta de comunicación, pues las preguntas para la influencer e invitada al podcast que se proyectan en el escenario preguntan sobre máscaras y atienden a las relaciones de superficialidad que se pueden generar con las redes sociales. Cuando retoman el tema de la amistad estas preguntas parecen malintencionadas para satisfacción de Marga y sorpresa de Bea que trata de obviarlas e inventarse unas preguntas propias a las que responder.
Cada personaje tiene su punto propio de clímax dentro de esta situación de tensión que se libera conforme avanza la obra. En el caso de Bea, nos trasladamos al gimnasio, una escena en la que su personaje acaba en el suelo debido al estrés que le causa el tener que cubrir todas esas expectativas que nos plantea la sociedad, desde el éxito en sus proyectos, el éxito como persona que tiene que mantener cierto estado físico hasta la búsqueda de éxito en sus relaciones sociales, poniendo el foco en la cantidad en lugar de en la calidad. Respecto a Simona, nos encontramos con un personaje que se da cuenta en escena de la falta de profundidad que encuentra en sus vínculos hasta el punto de confundir a Marga con una vieja amiga. Por otro lado, Marga representa otro punto de tensión atribuido al deterioro que sufre su relación con Bea, no se siente escuchada, tampoco se tienen sus proyectos en cuenta y llega a un punto de liberación cuando suena Elektroduendes y parece que va a abandonar el pódcast.
Sin embargo, la trama continua y a su manera las protagonistas logran encontrar soluciones a sus conflictos, desde la escucha y la solidaridad. Al final, tienen en cuenta a Marga para el pódcast como escritora de su primer libro y Simona se implica a su favor frente a Bea, que permanece pensando si incluirla en el pódcast, pero que, finalmente, le dedicará un episodio a dicha exclusiva. Cuando termina el episodio los colaboradores y Bea beben, cuentan anécdotas y deciden irse de fiesta.
En cuanto a la interpretación de los personajes, me gustaría destacar la labor de Cecilia. Se muestra como una actriz polivalente recogiendo la voz de los oyentes, representando a Marga con un carácter introvertido y ajustando las proyecciones de la obra. Incluso nos regala un pequeño fragmento recitado del libro de la protagonista. La actuación de Sandra (Bea) y la de Sara (Simona) tampoco se quedan atrás representando a este tipo de personajes un tanto narcisistas que encontramos en nuestra actualidad, podríamos decir que Sara (Simona) logra alcanzar un tono casi esperpéntico. Y la actuación del coro, permitió que como público accediésemos fácilmente a un espacio humorístico pese a la incomodidad que producían las relaciones entre los personajes.
Sobre la escena, estaba perfectamente ambientada en lo que sería un pódcast de lo más dosmilero, o de la generación Z, desde la música (con canciones de grupos como Amaral) a otros elementos fancys como boas, un maquillaje brillante y colorido o un vestuario estrafalario. Me parece interesante el contraste que producen la brillantina y los juegos de luces con la precariedad del pódcast, las protagonistas recalcan en numerosas ocasiones que ninguna cobra y el espacio físico en el que se produce es en la casa de la abuela de Bea. Así, con todo este colorido, vemos también el salón de la casa de una anciana con su mesa con tapete bordado y algún que otro mueble que hoy en día se consideraría vintage.
Como espectadora, disfruté de una obra entretenida que abordaba temas que preocupan a mi generación, aunque creo que son de interés general y, sobre todo, me divertí viéndola pese a la tensión que se producía, intencionadamente, en escena.
Artea Espai, del 3 al 5 de febrero de 2023
Texto y dirección: Cecilia T.Palafox; Ayudante de dirección: Rafa González; Intérpretres: Sandra Gálvez, Sara Santes Genovés, Miguel Bruño Sanchis, Ana y Paloma Ferrer Fornes y la misma Cecilia T. Palafox