Humor y misterio en una casa cerrada: «La ratonera», de Agatha Christie

María del Rocío Lázaro Ramos.

La Ratonera de Agatha Christie es la adaptación teatral que más años ha estado sobre los escenarios, concretamente 71 años en el teatro West End de Londres. Con esta renovación del clásico, dirigida por Ignasi Vidal y producida por Olympia Metropolitana, se lleva al teatro Talia una historia que mantiene el misterio hasta el final, concentrándose en un ambiente de constante tensión propio de los textos de Christie y con un brillante elenco enteramente valenciano.

En la casa de huéspedes de Monkswell Manor 8 personajes se ven aislados del exterior por una fuerte nevada que corta toda comunicación con el exterior, incluida la línea de cobertura, un elemento modernizador de esta adaptación. No se sabe mucho sobre cada uno de los personajes, y ni siquiera se conocen entre sí al estar en una casa de huéspedes, por lo que vamos conociendo poco a poco a los personajes en la medida en que se conocen los unos a los otros. Tal y como dice uno de ellos, Christopher Wren, «Todo el mundo es interesante porque nunca sabes cómo es alguien en realidad». Nos encontramos con los dueños de la mansión, Molly y Giles Ralston (Rebeca Valls y Àngels Figols), y sus cuatro huéspedes iniciales, Christopher Wren (Bruno Tamarit), un joven servicial pero algo estrafalario, la señora Boyle (Lola Moltó), una mujer borde e intolerante, Leslie Casewell (Vanessa Cano), una joven seria y misteriosa, y el comandante Metcalf (Ferran Gadea), también serio pero afable. A estos cinco personajes iniciales se suma la aparición sorpresa del misterioso Giacomo Parravicini (Diego Braguinsky), un excéntrico extranjero que se refugia en la casa de huéspedes de la tormenta, y, finalmente, el oficial de policía Trotter (Jordi Ballester), que llega a la mansión en busca del autor de un crimen cometido pocos días antes en Londres. Así, esta adaptación no se aleja de la trama original de 3 ratones ciegos, publicada en 1950 por Agatha Christie, más allá de los elementos modernizadores de Iganis Vidal que acercan la historia al siglo XXI.

La gracia de los relatos de Agatha Christie es que todos los personajes son susceptibles de ser el asesino, y hace que el lector desconfíe de todos ellos. Es un narrador que lo sabe todo pero revela lo justo para que el lector desarrolle hipótesis que siempre acaban siendo erróneas. ¿Ha conseguido Ignasi Vidal con su adaptación generar ese ambiente de constante tensión? Sí, y de una forma impecable al mostrarle al espectador solo lo mínimo. Toda la obra se desarrolla en una sola habitación, el salón de la mansión Monkswell, haciendo que el espectador desconozca por completo lo que está sucediendo en el resto de la casa. Este salón está representado en el escenario con múltiples detalles que ayudan a sumergirse plenamente en la historia: una chimenea crepitante, lámpara de techo, escaleras, estanterías, sillones y puertas que se pierden más allá de bambalinas, además de un enorme ventanal por el que podíamos ver nevar, tal y como sucede en la historia, y que también utilizan los protagonistas en su acción. La escenografía realista tan detallada también es un punto fuerte de La ratonera, y los actores han sabido jugar con el espacio y los elementos que tenían para fomentar la naturalidad de la representación. Adapta, por lo tanto, el tópico que tan bien manejó Agathe Christie de la habitación cerrada, o de la casa cerrada: todo lo que se necesita para desvelar el misterio está allí mismo. Aquello que Christie no desvela en su texto es lo mismo que Vidal esconde fuera de aquel salón.

La intención de Vidal era confundir al espectador, y lo hace poniendo el foco de atención en diferentes puntos. En aquel salón suceden varias cosas a la vez, conversaciones que se cruzan, personajes que entran y salen, generando esa sensación de, hasta cierto punto, naturalidad. Los personajes están en una situación peliaguda, hay un asesino suelto que probablemente esté dentro de aquella casa, y la tensión que ellos sienten se transmite al espectador. Los diálogos nos muestran cómo los personajes saben poco más que los espectadores, y van desconfiando los unos de los otros. Finalmente, el contraste entre el humor y el misterio también es clave para sentir la tensión del inminente peligro. Cuando el humor inicial se va diluyendo, el misterio entra plenamente en la sala Talia, muy bien introducido por el agente Trotter: «Alguno de ustedes corre un grave peligro. Un peligro… mortal».

Por supuesto, poder transmitir desde un escenario lo que escondían los textos de Agatha Christie no es fácil, pero el reparto de La ratonera ha sabido mostrarlo con la precisión de una coreografía en forma de diálogos muy bien interiorizada, que buscaba la agilidad en la acción para mantener al espectador constantemente confundido. En el reparto, aunque todos han estado excepcionales y han tratado a sus personajes de forma estupenda, quiero destacar la actuación de Rebeca Valls en el papel de Molly Ralston, la dueña de la casa de huéspedes Monkswell Manor, por su gesticulación y su facilidad para mostrarnos todos los demonios que rodean al personaje de Molly, sin pecar de afectación. También Diego Braguinsky en el papel de Giacomo Parravicini, el misterioso extranjero del que nadie sabe nada y del que todo el mundo desconfía por ser el último en llegar, pero ese misterio, sumado a su picardía, lo convierte en un personaje encantador que ha hecho las delicias del público del Tali y ha logrado sacarles más de una sonrisa, incluso a mi acompañante, que siempre ha sido muy difícil de convencer.

La adaptación de Ignasi Vidal de La ratonera te traslada con maestría hasta el misterio de Agatha Christie, recuperando el teatro más popular, pero con una adaptación naturalista y actual que te hace revivir el clásico con una perspectiva más cercana. Si, al igual que yo, no recuerdas quién era el asesino, La ratonera te mantendrá alerta ante cada movimiento, con la esperanza de descubrir el misterio antes que el detective de la historia. Pero no podrás, porque eso es lo bueno de las historias de Agatha Christie.

Teatre Talia, del 13 de diciembre al 28 de enero de 2024

Autora: Agatha Christie; Dirección: Ignasi Vidal: Ayudante de dirección: Paula Braguinsky; Intérpretes: Rebeca Valls / Lara Salvador, Jordi Ballester, Lola Moltó, Ferrán Gadea, Àngel Figols, Diego Braguinsky, Vanessa Cano, Bruno Tamarit.

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