Tamara Shlykova.
Querido Max es una obra de la compañía emergente Orfe Teatre, en la que su director y dramaturgo Tiago P. Barrachina propone una adaptación biográfica sobre la compleja vida de Max Aub, uno de los autores del exilio republicano. Ideal tanto para los conocedores como para quienes se acercan por primera vez a la obra del escritor, esta pieza es un viaje emocional y de reflexión sobre el olvido, la memoria histórica y la (im)posibilidad de reconciliación. Llevada sobre las tablas entre el 26 de abril y el 5 de mayo en Artea Espai Teatre, la obra ha destacado por su originalidad al escenificar la vida personal del escritor valenciano a través de la interpretación de documentos procedentes del Archivo Max Aub.
La trama arranca con la aparición de un Max Aub amnésico y desorientado, incapaz de recordar quién es, por lo que se ve obligado a ir en busca de sus recuerdos más profundos para reconstruir su identidad. Esto lo hace con la ayuda de Alicia, la archivista que se encarga de rescatar del olvido a diferentes autores, y con las indicaciones que les da el propio Archivo en el que se encuentran, que goza, al parecer, de vida propia. Así, el público se vuelve testigo del trayecto de auto-reconocimiento y de la posterior reconciliación consigo mismo del protagonista, con todos los retos y conflictos que puede conllevar esa difícil tarea. A través de cartas y multitud de textos, Max se reencuentra con sus seres queridos y evoca momentos clave de su vida; lucha consigo mismo y con su pasado, reviviendo situaciones que le causan alegría, pero también muchas otras atravesadas por un profundo dolor.
El magnífico trabajo de los actores nos desvela la faceta más personal de Max Aub, interpretado por Jordi López, así como la relación de este con sus familiares, amigos y autores coetáneos. Todos estos personajes, incluido el de la archivista, son encarnados por la actriz Ángela Granell. Cada uno de ellos acompaña al protagonista en su travesía hacia la reconstrucción de su identidad, aunque solamente él puede salir de su estado amnésico, reconociéndose y reviviendo cada momento que el Archivo le pone en el camino. Conocemos a un Max Aub apasionado, combativo y resiliente, mientras que los demás personajes lo ponen a prueba y lo hacen enfrentarse a su pasado. Las actuaciones son profundamente emotivas, cada personaje está cuidadosamente caracterizado y representado. Además, cabe destacar la labor de Ángela Granell, ya que ha conseguido transmitir autenticidad y fuerza a través de cada personaje diferente que ha llevado sobre la escena.
La escenografía, que simula el archivo, es muy acertada, ya que logra crear un ambiente íntimo que permite al público centrarse en las actuaciones. A pesar de ser fija, se nos traslada a diferentes localizaciones con la introducción de varios objetos: la máquina de escribir nos lleva al estudio de Aub en México, la red de pesca al Cabanyal, la caja con arena al doloroso recuerdo del campo de concentración argelino de Djelfa, etc. Asimismo, el vestuario ayuda a definir a los personajes, mientras que la música y los efectos de sonido complementan la atmósfera, intensificando los momentos clave de la historia. La proyección de documentos provenientes del Archivo Max Aub añaden autenticidad a la producción y hacen recordar al espectador en todo momento que se trata de una adaptación biográfica, usando elementos propios del teatro documento, aunque la trama representada sea ficcional.
Con el acercamiento personal e intimista propuesto en esta obra podemos observar, en realidad, la vida de Max Aub más allá de sus escritos. Al igual que el propio protagonista, cada vez que él va recordando quién es, nosotros también vamos conociéndolo mejor. El montaje sorprende tanto a los que han leído previamente la obra de Aub como a quienes no lo han hecho, porque al presentarnos la figura del escritor sobre el escenario, mostrándose vulnerable a la vez que comprometido y complejo, se rompe la distancia que podía existir inicialmente entre el lector y la versión del autor que vemos en los libros. Es por eso muy original y acertada la caracterización que el dramaturgo hace del protagonista a través de las personas que lo rodean, siendo estas partícipes en la reconstrucción de su identidad, ya que, al fin y al cabo, todos estamos un poco hechos de nuestros seres queridos y de ciertos momentos que nos han podido marcar de por vida.
Se hace una reflexión crítica sobre la época franquista, pero también se cuestiona el presente, trazando un puente entre ambos. De esta forma, se logra crear una conexión con el público, invitando a reflexionar sobre la memoria histórica, problematizando el rol de los intelectuales en un contexto sociopolítico fascista, la censura y la división social durante de esa época y sus consecuencias en el presente.
En resumen, Querido Max es una obra poderosa, con actuaciones brillantes y una dirección que sabe sacar el mejor partido de sus recursos. Recomendable para aquellos que buscan una experiencia teatral profunda y emotiva. Volvió a representarse el viernes 19 de julio en el Teatro Serrano de Segorbe, gracias a la organización de la Fundación Max Aub de Segorbe, ofreciendo una nueva oportunidad para disfrutar de esta producción tan necesaria.
Artea Espai, del 26 de abril al 5 de mayo de 2024
DIRECCIÓN Y DRAMATURGIA: Tiago P. Barrachina CON FRAGMENTOS DE TEXTOS DE Max Aub; AYUDANTÍA DE DIRECCIÓN: Alba Navarro; INTERPRETACIÓN: Ángela Granell y Jordi López; REGIDURÍA: Alba Navarro y Ana Martínez Mezquita; VIDEOCREACIÓN: Ángel A. Vigara y Tiago P. Barrachina; ESPACIO SONORO: Tiago P. Barrachina; DOCUMENTOS: Los documentos citados proceden del Archivo Max Aub (AMA) de la Fundación Max Aub y del Archivo General de la Administración (AGA).; ASESOR FILOLÓGICO: Jesús Peris Llorca; ILUMINACIÓN: Nacho Cigalat Sáez; VOZ ARCHIVO: Alba Navarro; PRODUCCIÓN ARTÍSTICA: Ángela Granell; VESTUARIO Y ESCENOGRAFÍA: Orfe Teatre; CARTELERÍA: Elena Mirall; REDES SOCIALES: Laura Luna; FOTOGRAFÍA: Carla Almería (@lapomapelada); AGRADECIMIENTOS: Teresa Álvarez Aub