La falsa caridad: «Hijas de la misericordia», de Pere Fullana, Carme Planells, Alfonso Plou y Aina Salom

Joan Fito Betoret.

Hijas de la misericordia es una obra teatral escrita por el autor mallorquín Pere Fullana en colaboración con Carme Planells, Alfonso Plou y Aina Salom. Se trata de una coproducción de Iguana Teatre, Albena Teatro del Temple y Teatre Principal Palma. Fullana, que también dirige la obra, cuenta ya con una carrera de éxito a sus espaldas, con varios premios a su nombre (Premio escénica a la mejor dramaturgia en 2011, Premio Atapib a la mejor dirección en 2018, Premio Ciudad de Palma de Artes Escénicas en 2019) y fue director de la Escuela Superior de Arte Dramático de las Islas Baleares. Hijas de la misericordia, su obra más reciente, se ha estrenado este 2024, y cuenta con un reparto compuesto por cuatro actrices: Anna Berenguer, Rebeca Del Fresno, Catalina Florit e Irene Soler.

La obra tiene como argumento la historia de cuatro mujeres; Magdalena, María José, Esperança y Angelines; que viven su infancia y adolescencia durante los últimos años de dictadura franquista en la casa de la Misericordia de Palma de Mallorca. A través de su mirada nos adentramos en el mundo de la casa de la Misericordia, el microcosmos de esta obra, en que serán víctimas del adoctrinamiento en la moral católica propia del franquismo y de la violencia física y psicológica que les marcará de por vida. Las protagonistas acaban en el hospicio debido a problemas con sus padres: los de Angelines no pueden mantenerla económicamente a causa de su pobreza, Esperança es enviada al hospicio por su madre para alejarla del maltrato de su padre, Maria José es rechazada por dos familias, y Magdalena es huérfana tras la muerte en el parto de su madre y el suicidio de su padre.

Solas y desamparadas en la inhospitalaria casa de la Misericordia, las protagonistas pasan sus infancias sufriendo el hambre, el frío, el maltrato y el adoctrinamiento a los que las someten las monjas. Conocemos a través de sus ojos a diversos personajes relacionados con el hospicio, como el profesor que busca inculcarles la ideología misógina y religiosa del régimen, el cura que abusa sexualmente de ellas, o la anciana exalumna que en su infancia mató a una de las monjas. Para soportar los pesares por los que han de pasar, las niñas pronto crean un fuerte vínculo de amistad entre ellas, dedicándose gran parte de la obra a demostrar el espíritu de compañerismo que las mantiene con fuerza, en escenas como la primera noche de María José o su intento de escape.

Una vez cumplida la mayoría de edad, las protagonistas pueden por fin salir del orfanato, pero la sensación de desamparo y soledad fruto del abandono de sus padres y la dureza de su juventud las arroja a una vida condicionada por la depresión, las relaciones de dependencia y la adicción a las drogas, que llevan a una de ellas, Lourdes, personaje ausente, al suicidio. Sin embargo, mediante la amistad que conservan desde la infancia más temprana, las protagonistas se prestan un apoyo mutuo que las ayuda a dejar atrás sus traumas y construirse unas vidas más prósperas y felices, plasmadas en el viaje a Italia que da inicio y final a la obra.

A través de esta historia de búsqueda de libertad y superación personal, la obra trata una serie de temas relacionados mayoritariamente con la sociedad deltardofranquismo y la pervivencia de las ideas morales del régimen en ella, sobre las cuales presenta una mirada crítica. En vista del elenco enteramente femenino, resulta lógico que el tema de la situación de la mujer sea capital. Las mujeres en la obra aparecen representadas solo en dos formas: como víctimas y como monjas. Dejando de lado el segundo grupo, pertenecen al primero las protagonistas, pero también sus madres, pues las de Angelines y de Esperança sufren maltrato físico por parte de sus maridos. Sus hijas, en el hospicio, reciben una educación cuyo sexismo resulta incluso anacrónico considerando la época en que acontecen los hechos: las lecciones que las niñas recitan frente al profesor incluyen ideas sobre la sumisión de la mujer al hombre y su exclusiva responsabilidad sobre el ámbito doméstico. Pero las ideas misóginas propias del régimen no solamente son promulgadas por las figuras de autoridad y las generaciones más mayores, sino que perviven en las mentes de los jóvenes, la generación de transición, como se demuestra en la escena en que Esperança tiene su primer inocente coqueteo con un chico, cuyo resultado resulta lastimoso debido al machismo de él, heredado de su padre. El único modo que encuentran las protagonistas para resistir a la rampante misoginia que se les impone es la sororidad y el apoyo mutuo.

Además de la perspectiva feminista de la que parte la obra, encontramos también cierta conciencia de clase, visible especialmente en los relatos de los padres de las protagonistas, marcados (especialmente los de Angelines y Esperança) por su pertenencia a una clase obrera particularmente maltratada durante las décadas de dictadura. De esta forma se deja claro que el hospicio es un lugar para niñas de clase trabajadora, a la que las protagonistas pertenecen por su origen. Las vidas de las protagonistas están, igual que las de sus madres, condicionadas por su clase social, incluso una vez salen del hospicio, pues pasan sus primeros años de juventud sumidas en la precariedad, forzadas a malvivir mediante trabajos mediocres que les permitan mantener su drogadicción. El trato de estos temas en la obra, junto con varios otros, como puede serlo el fundamentalismo religioso franquista o el abuso sexual llevado a cabo por miembros de la Iglesia, presenta una mirada crítica y denunciadora, aunque, sin embargo, podría tacharse de ser algo superficial y poco original, además de dejarse de lado frecuentemente para poner el foco en las experiencias individuales de los personajes por encima de lo que estas puedan significar en un contexto mayor. En este aspecto, consideramos que la obra tiene más éxito como una historia emotiva y contundente que como un documento social.

Efectivamente, la obra triunfa en conmover al espectador, mayormente gracias a las protagonistas. Son personajes verdaderamente complejos y bien escritos además de resultar verosímiles, lo que permite una fácil identificación con ellos. A esto contribuyen las interpretaciones de las actrices, notablemente emotivas sin llegar a resultar lacrimógenas. Destaca particularmente su capacidad para representar a los personajes en etapas de su vida muy dispares, resultando igual de creíbles tanto cuando interpretan a niñas de diez años como cuando asumen el papel de mujeres de cuarenta. Quizá podría apuntarse la ocasional artificiosidad y falta de naturalismo en determinadas escenas, pero, siendo que ni el texto ni la puesta en escena buscan un enfoque naturalista, las interpretaciones no quedan fuera de lugar.

El aspecto más notorio de la obra es, en nuestra opinión, la compleja estructura de la obra, abundante en anacronías y cambios de perspectiva. En un principio, los saltostemporales y la aparente inconexión entre algunas escenas pueden parecer arbitrarios, pero responden a una razón última que las justifica. El objetivo de la estructura dispersa de la obra es imitar la reminiscencia de las protagonistas, mostrar su juventud en el hospicio tal y como ellas la recuerdan. Por ello, imitando los caprichos de la memoria, las escenas parecen desconectadas entre ellas, y a veces irrelevantes para el argumento, pero cobran sentido al entenderlas como una recopilación de recuerdos de las protagonistas. No hay que olvidar que la obra está enmarcada por dos niveles metadiégeticos (la visita a Italia y la declaración judicial de las protagonistas) que remiten a interpretar la obra como un compendio de recuerdos. Contribuye a la complejidad de la obra el hecho de que las actrices, al pertenecer a un reparto tan reducido, interpreten a varios personajes, trabajo que cumplen excepcionalmente.

Pasando a los aspectos más técnicos, la única decoración del espacio escénico consiste en un armatoste de madera en que se encuentra, dividida en varios lienzos, la obra de Caravaggio Las siete obras de misericordia, que solamente puede considerarse un espacio icónico en la primera escena, en que las protagonistas admiran el cuadro; en el resto de las escenas es un espacio convencional. Sin embargo, el cuadro funciona perfectamente como fondo para la obra, no solo por su evidente relación temática con el argumento, sino también porque el tenebrismo barroco transmite al espectador el ambiente de oscuridad, frialdad y desamparo del hospicio. Pero lo que verdaderamente destaca de la puesta en escena es, indudablemente, la iluminación. Esta se enciende y se apaga gradualmente en determinadas escenas, lo que, de nuevo, sirve para, de forma sutil y eficaz, transmitir la atmósfera de cada espacio y cada momento y acentuar el dramatismo de algunas escenas (a lo que contribuyen también los sonidos de fondo, bastante abundantes pero integrados de forma natural). La obra integra algunos soliloquios, en que la iluminación juega un papel crucial, aplicando un foco sobre el personaje que habla y dejando en la penumbra el resto del escenario. Estos momentos de soliloquio destacan enormemente en la obra, no solo por la calidad del texto y de las interpretaciones, sino también por la puesta en escena. La parte que queda en penumbra no queda, sin embargo, desocupada, ya que el resto de las actrices contribuyen en gran medida al dramatismo de estas escenas realizando coreografías que complementan excelentemente al soliloquio, ya sea oprimiendo con las manos a la madre de Esperança mientras esta cuenta su historia de opresión, o colocando figuritas de pájaros sobre la anciana mientras esta cuenta como mató, de niña, a una de las monjas del hospicio. Todos estos factores logran una obra estéticamente interesante, además de emocionalmente impactante; la escena de la lección escolar y el monólogo del cura pederasta son particularmente sobrecogedoras.

En definitiva, si bien no consigue el estatus de crítica social que claramente busca, Hijas de la misericordia es una obra muy lograda, tanto en sus efectivos aspectos técnicos, como en su notable guion, como en sus adecuadas actuaciones. La compleja estructuración del argumento y la profundidad de los personajes la vuelven una obra digna de un visionado crítico y atento que no quedará insatisfecho.

Sala Russafa, del 10 al 20 de octubre de 2024

Interpretes: Anna Berenguer, Rebeca Del Fresno, Catalina Florit, Irene Soler; Dramaturgia i documentació: Pere Fullana, Carme Planells, Alfonso Plou, Aina Salom; Direcció: Pere Fullana

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